Esta ceremonia, que se ha celebrado por primera vez en más de 300 años, ha sido una ocasión para que los escoceses muestren su lealtad al nuevo rey.
La ceremonia contó con la presencia de numerosas personalidades, entre ellas el Primer Ministro escocés, Nicola Sturgeon, y el Primer Ministro británico, Boris Johnson. El acto fue presidido por el Arzobispo de Canterbury y el Primado de la Iglesia de Escocia.
Durante la ceremonia se hicieron entrega de los símbolos reales escoceses a Carlos III: la corona St. Edward’s Crown, el cetro y la espada. Estas reliquias son consideradas como un símbolo del poder real en Escocia desde hace más de mil años. Además, se le otorgó al rey una copia del antiguo documento que otorgaba a Escocia su independencia en 1707.
La ceremonia fue una oportunidad para que los escoceses mostraran su lealtad al nuevo monarca británico y para que los manifestantes visibilizaran su oposición a la monarquía. La ofrenda real fue seguida por un espectáculo aéreo protagonizado por los pilotos acróbatas Red Arrows y culminó con los cañones del castillo de Edimburgo sonando en honor del rey Carlos III y Camila. La ceremonia ha sido un gran éxito tanto para los partidarios como para los detractores de la monarquía británica.
