Japón deja de ser el único país con tasas de interés negativas
Contener la inflación ha sido la obsesión de todos los gobiernos del mundo en los últimos dos años, sólo Japón es la excepción.
Mientras los bancos centrales en todo el mundo subían sus tipos de interés para frenar la inflación al alza y su impacto en el poder adquisitivo y las condiciones de vida de la gente, el Banco de Japón los mantenía negativos en busca de conseguir justo lo contrario: que subieran los precios.
Por esa razón, Japón ha sido el único país de un mundo golpeado por la inflación con los tipos de interés en negativo; es decir, por debajo de cero.
La excepción japonesa que terminó recientemente, se debía al empeño de sus autoridades en estimular su economía, lastrada durante años por un contexto de bajo crecimiento que tenía su reflejo en unos precios persistentemente a la baja, entre otros indicadores.
El consenso entre los economistas establece que en una economía saludable los precios no deben bajar sino subir moderadamente. Los principales bancos centrales del mundo tienen como objetivo que lo hagan en torno a un 2%.
“Japón fue uno de los pocos que aplicó los tipos de interés negativos; otros de los que habían recurrido a ellos, como el Banco de Inglaterra o el Banco Central Europeo, los abandonaron hace tiempo”, dijo a BBC Mundo, Ken Kutnner, experto en la economía japonesa de la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos.
El establecimiento de tipos de interés negativos es una medida heterodoxa y considerada radical que implica que, en lugar de recibir intereses por el dinero depositado en los bancos, lo más habitual, los depositantes tienen que pagar intereses por mantener esos fondos.
El objetivo es incentivar que el dinero se mueva, favoreciendo la inversión y el consumo en detrimento del ahorro.
La inflación mundial ha estado persistentemente al alza en los últimos años, alimentada por las inyecciones de dinero público con las que los gobiernos trataron de mantener en pie a familias y empresas durante la pandemia de covid -19 y los problemas en la cadena de suministro, agravados en mercancías claves, como el petróleo y los cereales, desde el inicio en 2022 de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Aunque los efectos se han sentido más lenta y suavemente en Japón por las características de su economía, el Banco Central llevaba tiempo indicando que se avecinaba una subida de los tipos de interés.
Su gobernador, Kazuo Ueda, insistió en la necesidad de alcanzar un “ciclo virtuoso” en el que las subidas de los precios llegaran acompañadas de aumentos de los salarios.
Después de mucho tiempo de deflación, los precios llevan más de un año subiendo más del objetivo ideal del 2%, lo que ha animado a las empresas japonesas a aceptar subidas salariales en torno al 5% en los convenios colectivos para este año.
En la misma línea, las previsiones de crecimiento del PIB han sido revisadas al alza y un reciente informe del Fondo Monetario Internacional indicó que la inflación en Japón se debe ahora a un aumento de la demanda, algo especialmente alentador cuando se trata de unos consumidores tan tradicionalmente reticentes a gastar como los japoneses.
Todo ello llevó a los responsables del Banco de Japón a la convicción de que “el ciclo virtuoso” de Ueda “se volvió más sólido” y resolvieron cruzar por fin el umbral del cero en los tipos de interés.