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La Organera-Xochipala, sitio representativo de la cultura arqueológica Mezcala

Xochipala, “la flor que pinta de rojo” en Náhuatl

La Ofrenda del Equinoccio por el inicio de la Primavera 2024, se celebró con un ritual en la zona arqueológica La Organera, ubicada en la comunidad de Xochipala, municipio de Eduardo Neri en la región montañosa del centro del estado de Guerrero.

Desde muy temprano, los visitantes recibieron los rayos del sol y al compás del sonido de los tambores, fueron colocadas las ofrendas de frutas y flores, pronto, el humo del incienso y el olor a copal envolvió los sentidos.

El sitio de la Organera-Xochipala es uno de los más representativos de la cultura arqueológica Mezcala. Los diversos materiales y datos asociados indican que el sitio estuvo habitado por individuos que detentaban el poder político, administrativo y religioso de una organización estatal, de acuerdo con la Doctora en antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rosa María Reyna Robles.

Guerrero fue el crisol donde se fundieron numerosas y variadas culturas prehispánicas. A lo largo y ancho de su accidentado territorio, se conservan innumerables vestigios arqueológicos de distinta naturaleza y antigüedad.

La Organera-Xochipala formó parte de un sistema de asentamientos con arquitectura de mampostería, distribuidos sobre los filos montañosos que se desprenden de la meseta de Xochipala, los que en conjunto conforman una “ciudad discontinua” de aproximadamente 200 hectáreas.

Su disposición estratégica obedeció a la necesidad de vigilar y a la vez dejar libre la mayor extensión de tierras cultivables de la meseta, conocida como El Llano, pues seguramente constituyó, y aún ahora constituye, “el granero de la sierra”.

La Organera es una de las zonas mejor investigadas de la cultura arqueológica Mezcala, sus vestigios se han localizado en más de 22 mil kilómetros cuadrados que incluye la Tierra Caliente, las regiones central y norte de Guerrero y los límites con Michoacán, estado de México, Morelos y posiblemente Puebla.

Esta zona arqueológica fue reportada a fines del siglo XIX por William Niven, un explorador de minas de origen escocés que recorrió gran parte del suelo guerrerense y llegó a interesarse tanto en el sitio que realizó numerosas excavaciones y recuperó varios cientos de objetos, entre ellos las pequeñas esculturas esquemáticas de piedra que se conocen como el estilo Mezcala.

Gracias a su visión, conocimiento de las rocas y minerales, sus notas, sus dibujos y fotografías, este explorador dejó el primer trabajo valioso para el conocimiento de la arqueología de Guerrero.

En Guerrero, los objetos arqueológicos más codiciados por sus cualidades estéticas en los fueron los de piedra con representaciones de templos y palacios, diversos animales y utensilios domésticos, pero sobre todo un grupo numeroso y heterogéneo en forma de cabezas, máscaras y personajes humanos de cuerpo entero.

El artista mexicano, Miguel Covarrubias, distinguió varios estilos entre las representaciones antropomorfas; a uno de ellos “de carácter puramente local e inequívoco” lo llamó de estilo Mezcala.

El coleccionismo de estas piezas arqueológicas se incrementó entre 1960 y 1970, por lo que se debieron destruir cientos de edificios. Se calcula que hasta los años ochenta, se sustrajeron más de 20 millares de piezas que se encuentran en colecciones particulares y museos de México y del mundo.

Para llegar a la Organera desde la Ciudad de México, se toma la autopista que va a Iguala; después la carretera federal 95, México-Acapulco. En el kilómetro 90, en la desviación a Filo de Caballo, se recorren 11 kilómetros por carretera pavimentada y dos de terracería.

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