Bienestar

“El calor no me deja dormir”; otro daño a la salud por el cambio climático

El calor extremo interrumpe el descanso y dificulta tener un sueño reparador; dar vueltas en la cama, incomodidad por sudor y luchar para conciliar el sueño, se convierte en una pesadilla porque la regulación de la temperatura corporal es fundamental para favorecer el descanso nocturno.

De acuerdo con la doctora Guadalupe Terán, especialista en Medicina del Sueño y Ciencias Biológicas de la Salud, “el umbral del sueño es el que determina la temperatura a partir de la cual se complica el tener un sueño reparador. Esto sucede superando los 21 grados”.

El impacto en el descanso es uno de los tantos efectos negativos que nos ha traído la ola de calor ocasionada por el cambio climático. Y es que la producción de Melatonina, hormona que interviene en la regulación del ciclo sueño-vigilia, ayuda a regular el ritmo circadiano del cuerpo, y esta aumenta desde el atardecer cuando la temperatura corporal central desciende.

Es por esa razón que “nos da sueño” y nos predisponemos a dormir. Sin embargo, en esta temporada, este mecanismo natural que favorece que el cuerpo “elimine calor” conforme se acerca la noche imposibilita a que el organismo pueda llevar a cabo por sí mismo esta expulsión de calor.

Pero cuidado, porque se puede conciliar el sueño sin ser reparador regenerador:

“Una cosa es dormir y quedarnos en un sueño ligero que nos permite una recuperación de cansancio físico y otra cosa es entrar en las fases de sueño profundo y fases de sueño REM, que son las que permiten la regeneración, reseteo, limpieza, consolidación de la memoria y el aprendizaje, entre todos los beneficios asociados al sueño”, añade Terán.

Por esta razón, acumular noches sin descanso de calidad afecta directamente a las capacidades cognitivas y físicas, lo que dificulta el mantenimiento de la actividad adecuada de las neuronas. El cansancio cognitivo y físico que se manifiesta después de una noche sin descanso puede derivar en trastornos de sueño más graves a medio plazo si esta situación se prolonga en el tiempo.

Para combatirlo, la especialista sugiere realizar actividad física en las primeras horas del día y por la tarde promover la relajación a través de actividades que bajen las revoluciones de energía, como por ejemplo, caminar despacio cuando haya caído el sol, cenar alimentos ligeros y frescos con un mínimo de una hora antes de irse a la cama lo cual evitará la quema de calorías y por ende la sudoración excesiva y evitar actividad intensa en la última hora del día, así como el consumo de alcohol.

“Lo importante es dosificar tus actividades durante el día para que la falta de sueño no sea repetitiva y se convierta en un trastorno”, concluye la especialista.

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