Cultura

Mujeres mayas rescatan el patrimonio visual, ritual y gastronómico de Tihosuco, Quintana Roo

Redacción

Ciudad de México, 16 ago (Crisol).- Mujeres mayas presentaron diversos proyectos culturales orientados a visibilizar y crear conciencia sobre la importancia del patrimonio visual, ritual y gastronómico de la comunidad de Tihosuco, Quintana Roo.

Como parte de la 35 edición de la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), mujeres mayas se enlazaron virtualmente desde la Biblioteca Pública de Tihosuco al Museo Nacional de Antropología, en la CDMX, para platicar sobre las iniciativas con las que buscan recuperar parte de la memoria colectiva de su localidad, cuyo nombre maya significa “Cinco rumbos”.

Paulina Poot Xix, Karen Esther Chan Canul y Alba Mex Pot son egresadas de la licenciatura en Patrimonio Histórico, Cultural y Natural por la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ), campus Tihosuco, y han emprendido la construcción de un archivo fotográfico, una fonoteca digital y un recetario, a fin de incidir en la revitalización de la memoria, las tradiciones y los sabores de su pueblo.

Hace cinco años, Tihosuco fue declarado Zona de Monumentos Históricos, pues alberga 31 edificios de los siglos XVII y XIX, tales como templos, exconventos, cementerios, escuelas y viviendas, los cuales fueron testigos de su pujanza económica durante la Colonia y del asedio de piratas que saqueaban los pueblos costeros.

Además, a mediados del siglo XIX Tihosuco formó parte de un conflicto histórico conocido como “Guerra de Castas”, una rebelión de indígenas mayas contra criollos y mestizos asentados en la península de Yucatán, que también desencadenó una gran migración y despoblamiento de la zona con repercusiones hasta el siglo XX.

Al respecto, Paulina Poot contó que es descendiente de esas familias que volvieron en los años 30 de este siglo a Tihosuco, y que su propuesta empezó al ver los álbumes familiares, lo que le significó un reencuentro con sus raíces. Por ello, con el consentimiento de los pobladores, la joven integró un archivo fotográfico de la localidad, cuyas imágenes ya fueron expuestas en un museo comunitario.

Por su parte, Esther Chan dijo que se interesó por la ritualidad de su comunidad, al pertenecer a una familia de rezadores. Hasta ahora -narró- ha recopilado una decena de paisajes sonoros: entre ellos, las novenas y cantos a difuntos, novios, santos y a la Virgen de Guadalupe, a cargo de los gremios de la Santa Cruz y de la Resurrección, cuyo calendario ritual va de noviembre a mayo.

Esa investigación llevó a Esther a rastrear algunos documentos: “Al acercarme con los abuelitos que aún trabajan en la milpa, me mostraron sus libros de oraciones y me contaron que hicieron el trabajo de traducción de muchas de ellas, del latín a la lengua maya. Hoy eso se está perdiendo, pocos rezan en maya y menos en latín”.

Asimismo, Alba Mex Pot explicó que se acercó a las mujeres mayores de su comunidad para adentrarse en la gastronomía ancestral, otra herencia que poco a poco se pierde ante el desinterés de las jóvenes generaciones.

El tiempo compartido con las cocineras locales le permitió a Alba reconocer que “a través de sus conocimientos transforman los ingredientes en un gran platillo, el cual se vuelve un recuerdo”, por lo que tiene interés en que esta memoria oral se difunda en el museo comunitario de Tihosuco y, por supuesto, en un recetario.

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