Música tradicional de la Sierra Madre Oriental refleja preocupación ante cambio climático
Redacción
Ciudad de México, 16 ago (Crisol).- El cambio climático y problemas ambientales como sequías, dificultades agrícolas e inundaciones son temas que han cobrado mayor relevancia en la música, cantos y danzas tradicionales de las comunidades campesinas de la Sierra Madre Oriental, explicó el investigador independiente José Castañeda.
El académico advirtió que es en las regiones campesinas donde las personas atestiguan, de primera mano, los cambios extremos de los ciclos estacionales, la extinción de acuíferos, la erosión de los suelos, así como los cambios de efectividad de los cultivos; la migración y desaparición de la fauna y flora nativas, así como la escasez de recursos, factores que contribuyen al desplazamiento poblacional.
“Es interesante observar cómo han sido alterados los ciclos naturales de una región, en este caso de la Sierra Madre Oriental, y el impacto de dichos cambios sobre su población, la cual recurre a los rituales y a la música como una manera de sobrellevar estos ciclos”, expuso Castañeda durante la conferencia “El día que llegaron las aguas. Cambio climático y su impacto en las músicas, cantos y danzas tradicionales en la Sierra Madre Oriental”.
La conferencia se realizó en el Auditorio Jaime Torres Bodet, del Museo Nacional de Antropología, como parte del XX Foro Internacional de Música Tradicional, dentro de la edición 35 de la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia.
Castañeda abundó que la música tradicional de las comunidades campesinas recoge las vivencias de sus habitantes, las cuales guardan estrecha relación con sus creencias, tradiciones y problemáticas.
Al señalar que el calentamiento global es uno de los mayores desafíos para la humanidad, el especialista lamentó que “esta idea no es compartida por todas las personas, algunas confunden las transformaciones del entorno, resultado de fenómenos naturales, con las provocadas por la acción humana, con lo cual niegan la problemática”.
En ese sentido, Castañeda apuntó que en la región de la Sierra Madre Oriental hay diversas expresiones musicales, como el huapango, con sus variantes arribeño, norteño y ranchero, y recientemente se han incorporado la música norteña y la cumbia.
“El son arribeño es considerado el género musical tradicional del campesino, en cuyas letras se celebra la vida, la importancia de los ciclos vitales o el origen del mundo, por lo que las y los portadores de este oficio son reconocidos como depositarios de un saber que les provee de un compromiso irrenunciable con la memoria”, destacó.
El investigador resaltó que el tema agropecuario es imprescindible en la lírica de las décimas que componen el huapango, en las cuales se comparten estrategias agrícolas, se describen sequías y muestra su cultura de devoción hacia santos, como San Isidro Labrador, al que recurren en temporadas difíciles para el campo.
Castañeda puso como ejemplo que en poblados como el Pasito de San Francisco y Alquiles, en San Luis Potosí, las y los habitantes conservan la costumbre de realizar peticiones a San Isidro Labrador y le cuelgan figuras de ganado para su protección.
Desde la época colonial, puntualizó, la economía local de la región de la sierra potosina se sustentó en la explotación agropecuaria y minera, por lo que los rituales de lluvia fueron y siguen siendo parte integral de la vida campesina.
Desde el siglo XIX y hasta la fecha, refirió el experto, la gente del campo acude al “Calendario del más Antiguo Galván”, almanaque mexicano que se publica desde 1826, como fuente de información sobre fenómenos astronómicos, santorales, eras, ciclos cronológicos y otros datos sobre la bóveda celeste.
Los movimientos de resiliencia dentro de las comunidades, concluyó Castañeda, son importantes porque contribuyen al cuidado y rescate ambiental, “y si se logra un cambio positivo, los temas de las canciones también lo van a reflejar”.