Preservar los árboles viejos nos ayudará a combatir el cambio climático, según estudio
Un experimento de científicos británicos arroja esperanza para la humanidad
Ciudad de México, 22 ago (Crisol).- Investigadores de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, llevan siete años liberando niveles elevados de dióxido de carbono -mediante tuberías- en un bosque de robles de 180 años de edad, que hasta ahora han demostrado una gran capacidad para responder al entorno y adaptarse a ese gas de efecto invernadero.
En el estudio publicado en la revista Nature Climate Change, los expertos dieron cuenta de que los árboles aumentaron su producción de madera, reteniendo el dióxido de carbono y ayudando a luchar contra el calentamiento global.
Los investigadores confiaron en que el experimento demuestre la importancia de proteger y mantener los bosques maduros para enfrentar el cambio climático. Según diversos estudios, se estima que a nivel mundial se pierde un campo de futbol de bosque primario cada seis segundos.
Esperanza climática
“Creo que es una historia esperanzadora y positiva”, afirmó el profesor Rob MacKenzie, director del Instituto de Investigación Forestal de Birmingham y uno de los coautores del estudio, en declaraciones a la BBC.
“Esto es una prueba a favor de una gestión cuidadosa de los bosques existentes. Los bosques viejos están haciendo una gran cantidad de trabajo para nosotros. Lo que definitivamente no deberíamos hacer es talarlos”, advirtió el especialista.
El gigantesco experimento de enriquecimiento de dióxido de carbono al aire libre -denominado FACE por sus siglas en inglés- es dirigido por MacKenzie y empezó en 2016. El estudio se realiza en un bosque de 21 hectáreas en la región de Staffordshire, y su objetivo es comprender en tiempo real el impacto del cambio climático en los bosques.
En ese bosque hay robles de 180 años de edad, y entre sus imponentes copas a más de 40 metros de altura los académicos conectaron tuberías desde las que a diario envían dióxido de carbono (CO2), para recrear las condiciones que el mundo podría enfrentar si no se toman las medidas suficientes para reducir las emisiones de efecto invernadero.
Tras siete años de seguimiento, los investigadores que trabajan en FACE informaron que los robles aumentaron su productividad con estos niveles elevados de CO2, pues produjeron casi un 10% más de madera, reteniendo el dióxido de carbono durante años y evitando que caliente la atmósfera.
Y es que las hojas y raíces nuevas sirven como depósitos de dióxido de carbono a corto plazo, ya que pueden desprenderse o morir con relativa frecuencia, liberando nuevamente el gas a la atmósfera. Pero los investigadores descubrieron que la mayor parte del CO2 se convirtió en formas que permiten ser almacenadas durante muchas décadas.
El experimento seguirá por 7 años más
El profesor MacKenzie le dijo a la BBC que es importante entender cómo se comportan los árboles más viejos, ya que constituyen la mayor parte de la cubierta boscosa a nivel mundial.
El científico aclaró que aunque los resultados del estudio son positivos, “no es en absoluto una panacea y una carta blanca para no pagar el precio de nuestras emisiones de combustibles fósiles”. Añadió que “no hay absolutamente ninguna manera de que podamos transformar el mundo en suficientes bosques para seguir permitiéndonos quemar combustibles fósiles como lo hacemos ahora”.
El experimento se extendió hasta 2031 para que los investigadores sigan monitoreando los robles y ver si este comportamiento se mantiene.
“Es esencial que FACE continúe durante más años porque sabemos que las respuestas pueden cambiar con el tiempo. Un registro a más largo plazo aumentará nuestra confianza en los resultados”, señaló por su parte Richard Norby, profesor de la Universidad de Tennessee y autor del estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
Los especialistas también esperan ver el impacto de los niveles elevados de CO2 en la vida útil de los árboles y sus efectos en algunos insectos, los cuales -se observó en el experimento- aumentaron en cantidad posiblemente por las diferentes condiciones del aire.