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Arte plumario: herencia indígena que lucha por sobrevivir

Símbolo de riqueza relacionada con la divinidad y elemento de sincretismo

Rafael Maya/ Primera de dos partes

Ciudad de México, 30 ago (Crisol).- El arte plumario tuvo su esplendor durante la época prehispánica, fue admirado por los conquistadores españoles, y en Europa y otras partes del mundo fue la sensación entre la alta sociedad. Hoy, más de 500 años después, esta labor artística se resiste a desaparecer.

El arte plumario es una técnica ancestral indígena para elaborar textiles, adornos y objetos utilitarios con hilos hechos a base de plumas de aves exóticas y de gran belleza, como por ejemplo el quetzal, el flamenco y el perico.

Según estudios, el arte plumario tuvo su mayor auge entre 1486 y 1502, bajo el reinado del emperador azteca Ahuítzotl. Los artistas encargados de su elaboración provenían del pueblo de Amatlán y se les conocía como amantecas. En Tenochtitlan, los amantecas o plumajeros se reunían por barrios y de manera colectiva elaboraban las piezas.

Otras versiones señalan que la actividad tuvo su origen en los antiguos territorios de lo que hoy es Veracruz y Tabasco. Posteriormente, la plumaria se extendió a Teotihuacán, los territorios mayas, la zona tolteca y a todas las culturas prehispánicas del país. Michoacán, con la cultura tarasca, también fue digno representante de esta expresión artística, la cual continúa hasta la fecha.

Del arte de la guerra al arte de la divinidad
“El arte plumario nace como un arte para la guerra. La gente que hacía las flechas y arcos eran los amantecas. Al paso del tiempo, el capitán quería que los guerreros a su cargo lo reconocieran, por lo que tenía que distinguirse. De ahí surgieron trajes y penachos esplendorosos”, relató el amanteca Eliseo Ramírez durante una conferencia en la Universidad Veracruzana.

El artista originario de Oaxaca explicó que las plumas eran símbolo de riqueza, por lo que penachos y textiles elaborados con arte plumario sólo eran usados por quienes tenían relación con la divinidad, es decir, miembros de la clase gobernante, sacerdotes y guerreros.

Con la llegada de los españoles, los objetos hechos de plumas causaron gran admiración entre los misioneros, quienes encargaron a los indígenas la elaboración de piezas con temáticas religiosas -como las vestimentas sacerdotales-, las cuales fueron utilizadas para evangelizar.

Así, el arte plumario fue también un elemento de sincretismo, pues las aves eran sagradas por los indígenas y al vestir a sacerdotes con plumas se tejía un puente para que los pobladores originarios participaran de la religión cristiana.

Técnicas de elaboración del arte plumario
En México se conocen sólo cinco textiles emplumados correspondientes a la época colonial, entre ellos el llamado Manto de San Miguel Zinacantepec, elaborado en el siglo XVII y que forma parte de la colección del Museo Nacional del Virreinato. El manto fue elaborado con la técnica de hilo emplumado.

Mientras que, en el Museo de Etnología de Viena, Austria, se encuentra un penacho prehispánico, presuntamente del emperador Moctezuma y que fue elaborado con plumas de cuatro especies de aves que se distinguen por sus colores: xiuh totol (azules), tlauquechol (rosa), cuclillo (marrones) y quetzal (verdes).

Entre las diversas técnicas -algunas aún vigentes- se encuentran:

-Plumón hilado o pluma torcida: Se hila algodón e incorpora al plumón para obtener una fibra afelpada que se utiliza como trama para tejer textiles.
-Plumaria de mosaicos y pinturas: Se utilizaba para plasmar imágenes religiosas.
-Tocados de pluma de quetzal: Los mexicas eran famosos por sus tocados de pluma de quetzal, la primera pluma comercializada en América.
-Plumas de quetzal y arreglos de jade y obsidiana: Los mayas combinaban plumas de quetzal para hacer estos adornos.
-Escudos ceremoniales: Los aztecas utilizaban plumas para estos escudos.
-Vestimentas de los guerreros águila: Estos guerreros aztecas estaban completamente cubiertos de plumas.

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