El turismo de buceo en las Islas Galápagos está bajo la lupa de los científicos
Islas Galápagos, Ecuador 25 nov (EFE).- Científicos de la Fundación Charles Darwin (FCD) analizan el impacto del turismo de buceo en el archipiélago de las Islas Galápagos en Ecuador, declarado en 1978 como el primer patrimonio natural de la humanidad, y que está situado en el océano Pacífico, a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.
Esa actividad “es importante en Galápagos porque la reserva marina tiene atributos y una biodiversidad increíble, y por eso mucha gente viene a las Galápagos para hacer buceo y esnórquel”, dijo a EFE el científico español Nicolás Moity, ecólogo marino senior y experto geoespacial de la FCD.
Con una extensión de 143 mil kilómetros cuadrados, la Reserva Marina de las Galápagos (RMG) es una de las 15 más grandes del mundo y uno de los mejores destinos para realizar buceo submarino.
En el ecosistema de la RMG se han reportado unas 3.700 especies existentes, 25 % de las cuales son endémicas. Dentro de ese grupo hay 24 especies de mamíferos marinos como ballenas, delfines y lobos marinos, de las cuales dos son endémicos.
Pero en una zona de tan alta biodiversidad, la actividad humana puede tener diversos grados de afectación si no están bien reguladas. Por ello, los científicos estudian desde 2012 los impactos de los turistas buzos, como el golpeo de corales, tocar animales o interrumpir procesos al acercarse demasiado, enumeró.
Ciencia y Turismo
Los expertos buscan levantar y analizar información con métodos estandarizados “usando la ciencia para determinar si el turismo de buceo tiene un impacto, o no”, comparándolo con otros lugares, dijo.
Igualmente, se observa el comportamiento de quienes bucean y hacen esnórquel para determinar si sus acciones son adecuadas.
La investigación científica va siempre asociada al trabajo del Parque Nacional Galápagos (PNG), que gestiona las áreas protegidas, y recibe los datos resultantes a fin de profundizar, si es necesario, las medidas de manejo y la gestión.
Aunque ya están en análisis datos de 2012-2013 y de 2017-2018, los científicos ven necesario una nueva recolección de datos en 2025 para, con esos resultados, avanzar en estrategias de trabajo entre el Parque Nacional, guías, agencias de buceo y esnórquel para, “de la mano, mejorar y fortalecer las buenas prácticas, avaladas y construidas colaborativamente por todos”, subrayó.