Labores domésticas y de cuidados, “muros excluyentes” para las mujeres
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Prevalecen los “techos de cristal”, que les impiden llegar a posiciones jerárquicamente más altas
Cd. de México, 29 dic (Crisol).- Las mujeres mexicanas dedican más de seis horas al día a realizar trabajos domésticos y de cuidados no remunerados, que en 2022 representaron 27.6 por ciento del Producto Interno Bruto, según cálculos del Inegi.
Estas actividades representan “muros excluyentes”, pues se vinculan a mandatos que se asignan a las mujeres, como proveer cuidados, disfrazados de amor, y con el costo de la maternidad, afirmó la investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, Sonia Frías Martínez.
Expuso que en México el tiempo de trabajo no remunerado de ellas es de 42.8 horas a la semana, mientras que el de los hombres es de 16.9 horas, de acuerdo con reportes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Para la doctora en Sociología, el mandato de la maternidad como obligación femenina y en ausencia de un sistema de cuidados, es un muro que impide la incorporación femenina al mercado laboral y funge como expulsor.
Según un estudio de El Colegio de México, de 2016 a 2021 aproximadamente 10 por ciento de mujeres en nuestro país fueron discriminadas por embarazo. Se estima que 20 por ciento son expulsadas del mercado laboral, después del nacimiento del primer hijo y tardan varios años para que se puedan reincorporar, añadió la académica.
Destacó que 36.7 por ciento con empleo formal en el país tienen trabajos de tiempo parcial, pues enfrentan “pisos pegajosos”, es decir, dificultades para delegar sus tareas del ámbito privado y dedicarse exclusivamente a su desarrollo profesional.
De igual forma, expresó que continúan existiendo “techos de cristal”, obstáculos aparentemente invisibles que les impiden llegar a posiciones jerárquicamente más altas, de dirección, porque se argumenta que son más sentimentales, tienen menor autoestima o prefieren ser madres.
La experta universitaria finalmente explicó que lo que se ha denominado “paredes de cristal”, son muros invisibles que segmentan el desarrollo educativo y profesional de las mujeres y las concentra en sectores menos dinámicos y peor remunerados.