Aumenta registro de desórdenes alimentarios en hombres

Estándares sociales y culturales impiden diagnóstico efectivo
Cd. de México, 4 ene (Crisol).- Los trastornos alimentarios entre los hombres presentan un ligero incremento a partir de 2017, debido, entre otros factores, a que se han roto los estándares sociales y culturales que impedían el diagnóstico y la valoración de personas del sexo masculino, explicó el nutriólogo de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la UNAM, José Eduardo Otáñez Ludick.
“Se decía que el varón no se enfermaba, que no padecía trastornos, pero resultado de los movimientos sociales y el arribo de las nuevas generaciones se ha ampliado este panorama, y esto ha permitido que existan diagnósticos y se aminore el estigma”, aseveró el universitario de la máxima casa de estudios.
De acuerdo con datos del informe “Tasa de casos nuevos de enfermedades sobre trastornos mentales y del comportamiento seleccionados y entidad federativa según sexo”, del INEGI, los principales trastornos alimentarios: anorexia y bulimia, pasaron de 1.40 hombres por cada 100 mil habitantes, a 1.70 en 2019.
Sobresalen entidades como Chihuahua y Guanajuato donde se tuvieron, en 2019, tasas de 5.73 y 4.45, respectivamente, de nuevos casos de varones, cifras por encima de la media nacional.
Tras enfatizar que persiste el estigma sobre enfermedades como la anorexia y la bulimia, Otáñez Ludick mencionó que tradicionalmente, sólo la mujer acudía al médico, pero con las nuevas tendencias de pensamiento se ha mostrado aumento en lo reportado.
Aunado a ello, abundó, ahora le damos mayor valía a la salud mental, luego de la emergencia sanitaria tuvimos la oportunidad de darnos cuenta de que es importante, entonces eso también condiciona que los números empiecen a crecer, abundó.
“La mejor forma de ayudar es dejar de lado los estigmas. Hablar y conocer sobre estos padecimientos, enfrentarnos a romper nuestros propios estándares culturales. En los tiempos recientes se piensa que tener delgadez es sinónimo de tener salud, y no necesariamente; los extremos nunca serán para nada saludables”, concluyó.