Tamales, pilar fundamental de la cocina tradicional mexicana
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La Candelaria es una festividad que refleja el sincretismo cultural
Cd. de México, 30 ene (Crisol).- Los tamales son mucho más que un platillo típico, son un pilar fundamental de la cocina tradicional y enraizado en la historia de México. Según registros arqueológicos, su existencia data de hace casi dos mil años, con vestigios encontrados en la cultura maya.
En el Día de la Candelaria, el tamal, cuya palabra proviene del náhuatl tamalli, que significa “envuelto”, es el protagonista de la festividad y con ello culminan las festividades de la Navidad. Ese día se levanta el nacimiento, se llevan candelas a bendecir y se hace la presentación del niño Dios en el Templo.
Para algunos pueblos indígenas, este día se bendicen las mazorcas que van a servir de semillas para la próxima temporada de siembra. Para varios pueblos en esta fiesta, todo se purifica, desde la conmemoración del fin de la cuarentena de María y la presentación de Jesús en el templo, hasta las semillas del maíz, frijol, trigo y otros cereales que serán sembrados en el año.
La relación de los tamales con la celebración de La Candelaria, que se lleva a cabo cada 2 de febrero, refleja un sincretismo cultural, tiene raíces profundas que combinan tradiciones prehispánicas y prácticas religiosas impuestas durante la Colonia, explica Gustavo Romero Ramírez profesor-investigador del Colegio de Gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
“Existen cuatro pilares fundamentales de las cocinas en México, los tamales son uno de ellos, los otros tres son los moles, los atoles y las tortillas. No es casualidad que estas cuatro preparaciones conformen en sí universos culinarios que tienen presencia en todo el país y un pasado de más de cinco siglos”, indicó.
Entre las tradiciones prehispánicas, relató, se encuentra el Huauhquiltamalqualiztli, una celebración del fin del año náhuatl en la que se repartían tamales de amaranto y quelites.
Esta fiesta coincidía aproximadamente con el mes de febrero y marcaba un ajuste en el calendario ritual, más adelante, con la llegada del cristianismo, se vinculó con la presentación de Jesús en el templo, 40 días después de su nacimiento.
Gustavo Romero expuso que, aunque no existe la documentación que permita aseverar el año inaugural del consumo de tamales en esta celebración, lo cierto, es que, como muchas festividades contemporáneas con cariz religioso, en La Candelaria existe algo de imposición, mestizaje y adaptación que le otorgaron su rostro actual.
Actualmente, la variedad de tamales que se consume el 2 de febrero es inmensa y de acuerdo con la región y con la preferencia de quienes los elaboran, pueden ser de masa de maíz, de harina de maíz, de elote o de algún otro componente que cumpla con la función de ser una masa, generalmente con relleno y salsa.