Bienestar

Cuando el coronavirus no se va

Un 10 % de quien enfermó desarrolla covid persistente

Ciudad de México, 11 mar (EFE).- Eliana Souza do Nascimento, una brasileña de 64 años, lleva cinco años sin poder respirar por sí misma. Contrajo covid-19 durante la pandemia y la fibrosis pulmonar que le causó le hace estar las 24 horas del día pegada a una botella de oxígeno. Como ella, el 10 % de quienes contrajeron el virus, ahora tienen covid persistente.

“Yo era una persona muy activa”, dice Eliana a EFE. Vive postrada en un sillón de su casa en Manaos, la ciudad brasileña más golpeada por la crisis de oxígeno que vivió durante la pandemia el Brasil de Jair Bolsonaro, quien se mantuvo en posturas negacionistas cuando en su país murieron más de 670 mil personas.

Eliana tiene el 80 % de sus pulmones afectados y depende de su marido para todas sus actividades. Además del daño físico, el daño a la familia fue económico su atención médica les cuesta unos 3 mil 500 dólares a esta humilde familia.

A cinco años de que comenzó la pandemia, muchas personas se han vuelto enfermos crónicos

Las más recientes estimaciones revelan que al menos una de cada diez personas que tuvo el virus podría desarrollar covid-19. “Los pocos estudios clínicos existentes indican que (…) algunas personas pueden mejorar con el tiempo, otras permanecen con deficiencias estables, otras fluctúan y otras tienen empeoramientos con el tiempo”, explica a EFE Jacqueline H. Becker, profesora asistente de la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí (Nueva York).

No todos los pacientes con covid-19 persistente son como Eliana. Los síntomas más comunes son los deterioros cognitivos (como nebulosa cerebral), disnea, mareos, trastornos de sueño, dolores articulares y musculares y problemas gastrointestinales.

También es común el agotamiento, la incapacidad de trabajar o hacer cualquier tipo de esfuerzo. Es el caso de Sandra Guerrero, quien figura entre los enfermos de covid persistente diagnosticados en Francia.

La profesora de guitarra de 50 años de edad relata que antes de la infección no había padecido ningún problema importante de salud. Actualmente tiene una invalidez laboral del 75 % debido al cansancio persistente que sufre, lo que le permite trabajar “como máximo entre tres o cuatro horas por semana”.

“Los esfuerzos para abordar la covid prolongada deben seguir centrándose en el reconocimiento y la educación (por ejemplo, campañas de salud pública) para promover la concienciación y reducir el estigma. La ampliación de las clínicas especializadas en la atención posterior y la integración de sus servicios con la atención primaria pueden agilizar la atención a los pacientes”, explica esta neuropsicóloga clínica.

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