La jugadora de pelota refuerza tesis del poder femenino en la Huasteca

Ciudad de México, 27 mar (Crisol).- La escultura prehispánica de una jugadora de pelota que fue localizada en Álamo Temapache (norte de Veracruz), es una de las más atractivas y enigmáticas de la exposición Mujeres huastecas mesoamericanas. Diosas, guerreras y gobernadoras, que se exhibe en el Museo Regional de La Laguna (Murel), en Torreón, Coahuila, hasta el 27 de julio de 2025.
La muestra, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Torreón, luego de su exitosa estancia en Chicago, Illinois, Estados Unidos presenta un par esculturas de la joven gobernante de Amajac como jugadora de pelota, un ritual mesoamericano del que no se tiene mucho conocimiento para la Huasteca.
La cocuradora de la exhibición, María Eugenia Maldonado Vite, expuso que, a raíz de los descubrimientos de las dos esculturas de la Joven de Amajac, otros ciudadanos de esta localidad dieron conocimiento de piezas que habían encontrado con anterioridad en los predios de sus casas o en parcelas.
Esto ha permitido al INAH registrar colecciones arqueológicas en manos de particulares, quienes, además, han mostrado su interés en que estas se incorporen al museo que planea construirse en la cabecera de Álamo Temapache. Así, se ha tenido noticia de monumentos importantes, como dicha talla.
“El juego de pelota fue una práctica cultural presente en la costa del Golfo. Inclusive, en El Tajín, la ciudad más importante de la región en los periodos Clásico Medio y Tardío (300-900 d.C.) y Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), los gobernantes eran representados con atributos de jugadores, como símbolos de autoridad, pero nunca se había encontrado la representación de una mujer como jugadora de pelota.
“Este testimonio y el de otras piezas escultóricas, como yugos, palmas y hachas, junto al registro de canchas de juego de pelota en muchos sitios de la planicie costera, desde el río Cazones hasta la frontera con Tamaulipas, como parte de extensos proyectos de infraestructura, dejan claro que este ritual se practicó en toda la Huasteca”, abunda la arqueóloga.
El personaje, labrado en un bloque de piedra caliza (de 1.43 m de alto por 37 cm de ancho y 15 cm de espesor), porta el tocado tradicional huasteco: un gorro cónico, sobre una base semicircular de hoja de palma; orejeras circulares y collar ancho.
La especialista consideró que, al igual que en el área maya, las esculturas huastecas son retratos de gobernantes, tanto de hombres como de mujeres, ya que en la estructura social y política de la región estas podían acceder al mando.
“El juego de pelota se extendió por toda la Huasteca, sobrevivió como práctica cultural, incluso, al perder El Tajín la hegemonía de la región, lo que originó cambios en la representación de la elite gobernante, que ya no contaría con los símbolos propios del rito sagrado”, concluyó.