Adolescencia, o cómo hacer una serie ganadora en una sola toma

Miriam Ruiz
Birmingham, Reino Unido 22 jul (Crisol).- Tenían más presión por lograr terminar la serie y no les pasó por la cabeza que podían ganar premios, asegura Matt Lewis, director de fotografía de Adolescencia, la serie de Netflix nominada a 13 premios Emmy por su argumento, sus actuaciones y su arriesgada técnica de filmación en una sola secuencia por capítulo.
A pregunta expresa durante el conversatorio “Making Adolescence” (Haciendo Adolescencia) en el Midlands Art Center (MAC) Matthew o Matt Lewis respondió que fueron tantos los retos técnicos para la filmación de la serie que la nominación a los premios Emmy llegó de sorpresa hace una semana para él y su equipo.
Iba a comprar unos Jaffa cakes en la gasolinería y le empezaron a llegar mensajes. No sabía de qué se trataba, pero era el aviso de la nominación, dice el fotógrafo con un acento del sur de Inglaterra y la actitud más bien modesta de quien logra grandes cosas en tierras británicas.
Previamente, Lewis y la otra parte del dúo de cámara, Lee Brown, detallaron la coreografía para lograr este ejercicio de tan solo 4 capítulos que pinta ya como referencia visual de acuerdo a medios especializados y que será vista en todas las escuelas, como anunció en marzo el primer ministro británico, Keir Starmer.
Adolescencia fue pensada, ensayada y ejecutada como un plano secuencia de una hora, sin cortes, sin red de seguridad para contar la historia de un muchacho de 13 años acusado de feminicidio. “Queríamos probar que el formato podía sostener una historia completa,” dijo Lee Brown.
Para hacerlo posible recurrieron a una cámara entonces poco usada en la industria: la Ronin 4D. Aunque no figuraba en la lista de equipos aprobados por Netflix, el equipo hizo semanas de pruebas, convencidos de que era su mejor opción por su ligereza, versatilidad y estabilidad.
Con una mezcla de entusiasmo profesional y humor resignado, Matt Lewis comentó: “Compré una Ronin 4D con mi propio dinero, y ahora quieren darme una.”
Así en el conversatorio del fin de semana, el equipo de fotografía fue tomando turnos para contar el proceso, igual que como habían peloteado turnos para la cámara, la grúa… Adam Farquharson, segundo asistente de cámara; Sean Beasley, encargado del enfoque de la cámara y Natasha Booluck, fotógrafa pasante.
Cada detalle técnico se convirtió en una historia de supervivencia creativa. Desde buscar lentes lo suficientemente livianos como para no dañar el gimbal a mitad de la toma, hasta usar películas antirreflejo para iPads en los parabrisas de los autos, para evitar destellos que arruinaran la imagen.
Aseguraron que esta serie de Netflix se sintió más como un taller de invención. El equipo operaba entre ensayo y error, solucionando problemas en tiempo real. “Pasábamos por la cocina, veíamos qué había, y con eso armábamos la escena.”
“Tuvimos que fabricar piezas, imprimir otras en 3D, y hasta pegar monedas en la cámara para balancearla,” relató Matt Lewis en un ambiente cordial y nada pretencioso, casi la antítesis de la ceremonia donde podrían recibir el premio Emmy en Los Angeles el próximo 14 de septiembre.
“Muy pocas películas dejan una huella cultural como esta… es algo que pasa una vez en la vida,” dijo Joseph Wallace, director de cine y promotor de esta primera edición del Festival “Forward Film & Television”. Y resaltó la colaboración entre Lewis y Brown como esencial para el éxito del rodaje: “En realidad, no existiría sin ambos.”
Esta clase magistral de rodaje hecho a contrarreloj, con creatividad y, sobre todo, en una sola toma formó parte del Festival “Forward Film & Television” promovido por cineastas de la talla de Steven Knight (creador de Peaky Blinders) y organizaciones locales incluyendo a The Mockingbird Cinema, la BBC y hasta el pub más antiguo de la ciudad The Old Crown.