Las de hoy

La última y nos vamos: el largo y masivo adiós a Ozzy Osbourne

Por Miriam Ruiz
Birmingham, Reino Unido 30 jul (Crisol) – Como nunca, las calles de esta ciudad inglesa han atraído a decenas de miles de personas, casi todas de negro para despedir al príncipe de la Oscuridad, Ozzy Osbourne, fundador del metal pesado y la banda Black Sabbath en un cortejo fúnebre por la ciudad.

Pero como nada en este músico fue ordinario, tampoco su cortejo tuvo el silencio decoroso de los adioses más bien lánguidos en este país. Para la última, última función se estipuló que debería ser un momento alegre por lo que se hizo al estilo de Nueva Orleans (o quizá de Guerrero) con una banda de metales, la Bostin Brass Band que con sus tubas y trompetas hicieron sonar los clásicos del Sabbath, incluyendo Iron Man y Paranoid.

Frente a decenas de miles, el desfile cruzó las principales calles: la Broad, donde están los bares. Se detuvieron frente al puente de Black Sabbath y siguieron hasta el centro de la ciudad.

Luego de corear canciones y porras para el más brummie de los brummies, el gentilicio de esta ciudad cuna de la revolución industrial, familias parecidas a “los Osbournes” con cabellos de colores a cualquier edad, mujeres con sillas de ruedas o carreolas y visitantes de tierras lejanas como Japón terminaron donde aquí acaban los funerales: en el pub.

Desde el 25 de julio cuando se anunció el fallecimiento del músico tan famoso por su sonido metalero como por su lucha contra “los buenos modos”, no ha pasado un día sin que se escuchen sus canciones desde las bocinas de restaurantes y pubs.

Incluso, enfrente de los sitios donde se acumulan hoy las flores, velas, peluches de murciélago, guitarras y cartas de agradecimiento una pantalla móvil se aposta para que suenen las canciones y videos que mueven el oscuro corazón de sus fans, en especial “Mamma, I’m coming home” (Mamá voy a casa).

En la estación central de trenes, New Street, en su programa gratuito de verano la Orquesta Sinfónica de Birmingham de manera urgente incluyó en sus dos funciones de la semana una versión de Iron Man.

Apenas era jueves y enfrente del ahora mítico pub “The Crown”, donde Black Sabbath ofreció su primer concierto, un hombre de 70 años toma una foto de su esposa. Con voz emocionada, se vuelve y pregunta al extraño de al lado: “Es un día muy triste, ¿no crees?”

Ese breve encuentro fue uno de miles de gestos silenciosos que marcaron las jornadas en que “brummies” y extraños se acercaron a rendir homenaje a Ozzy en los lugares más simbólicos de esta localidad.

Porque esta cuna de la Revolución Industrial ha decidido no vanagloriarse de mucho, solo del músico que inventó un género en los años 60 y triunfó en el mundo, pero nunca perdió su acento local.

Related Articles

Back to top button