Sus hijos coinciden en que su corazón siempre estuvo con el rock
Redacción
La pasión por la música que José Agustín desarrolló a lo largo de su vida se convirtió en una relación casi telepática, que le sirvió como fuente de inspiración en su proceso creativo y como un refugio emocional en momentos familiares. Así lo recordaron sus hijos, Andrés, Jesús y José Agustín, en la sesión de escucha titulada “¿Cuál es el soundtrack de tu vida?” realizada en la Fonoteca Nacional. El evento, celebrado el viernes por la noche en el auditorio Murray Schafer, estuvo lleno de nostalgia, mientras se proyectaban fotografías y se reproducían piezas musicales que marcaron la vida de este influyente narrador, ensayista y cineasta, uno de los máximos exponentes de la llamada literatura de la onda, fallecido en enero del 2024.
Los tres hijos de José Agustín compartieron con el público los recuerdos y las anécdotas que revelaban cómo la música transformó la escritura de su padre y el ambiente creativo en el México de la segunda mitad del siglo XX. También leyeron fragmentos del libro La nueva música clásica, una obra emblema del escritor que aborda el impacto del rock en la cultura.
Jesús Ramírez Bermúdez, especialista en psiquiatría, explicó que el título de la sesión fue inspirado en la última conferencia que José Agustín ofreció en un teatro en Puebla antes de sufrir un accidente que lo alejó del público. Para él, la música era más que entretenimiento, era una metáfora de la vida y una parte integral de su narrativa.
La velada comenzó con la canción Por los caminos del sur, un homenaje a los orígenes guerrerenses de José Agustín y a su familia vinculada a la Revolución Mexicana. Aunque el escritor exploró diferentes géneros, sus hijos coincidieron en que su corazón siempre estuvo con el rock. Artistas como Elvis Presley, a quien consideraba uno de sus “sacerdotes espirituales”, y bandas como The Rolling Stones, Muddy Waters y Pink Floyd, formaban parte esencial de su vida.
Para José Agustín, el rock no solo era música, sino poesía. Era un viaje espiritual que reflejaba tanto la contracultura como su interés en temas profundos, como el descenso a los infiernos y la redención. Su hijo Jesús recordó que el escritor encontraba en la música un renacer constante: cuando se sumergía demasiado en un estilo, descubría un nuevo grupo o banda que renovaba su espíritu y alimentaba su escritura.
El evento concluyó con la lectura de fragmentos de La nueva música clásica, en los que se explora cómo el rock revolucionó la música popular desde los años cincuenta y cómo, a través de la pluma de José Agustín, quedó plasmada esa transformación en la cultura global.
