Nacional

Investigadores de la UAM trabajan para restaurar el Río Tula

En conjunto con la comunidad buscan revertir la crisis ambiental provocada por las descargas

Cd. de México, 19 abr (Crisol).- El río Tula, considerado uno de los más contaminados del país e, incluso, en 2006 la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró a Tula de Allende, Hidalgo, la ciudad más contaminada del mundo, por la gran cantidad de aguas negras que recibe del Valle de México y de otras fuentes contaminantes.

Ante este panorama, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco, llevan a cabo diversas iniciativas, como la campaña “Renace el Río Tula”, que, en conjunto con la comunidad, busca enfrentar la crisis ambiental provocada principalmente por las descargas de aguas residuales.

El doctor Óscar Olvera Neria, profesor del Departamento de Ciencias Básicas, recordó que la Ciudad de México es una cuenca sin salida natural al mar, lo que ha llevado a la construcción de grandes obras hidráulicas a fin de evitar inundaciones, pero que han hecho de Tula una zona que recibe de forma continua miles de litros de aguas residuales provenientes de la capital del país y su área metropolitana.

Destacó que se llevará a cabo un esfuerzo de reforestación de mil 200 ahuehuetes en seis años. El árbol simboliza la resistencia de un pueblo porque a pesar de que tiene dificultades para crecer, los cuidados de la comunidad permitirán que este emblemático árbol, reverdezca en la región.

Además, se ha implementado un monitoreo ambiental en Tepeji del Río para medir y caracterizar las partículas PM2.5 del aire, cuyos estudios propiciaron la firma de un convenio entre la UAM y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en Hidalgo para analizar las partículas contaminantes en municipios prioritarios para el estado.

Olvera Neria recordó que, desde la década de 1970, Tula ha recibido aguas negras y contaminadas que desembocan en la presa Endhó, ubicada entre este municipio y el de Tepetitlán, provocando un olor fétido y la proliferación del lirio acuático, una planta que se alimenta del nitrógeno y fósforo presentes en los desechos orgánicos, lo que representa una plaga que cubre 60 por ciento de la presa.

“El modelo de grandes obras hidráulicas no ha resuelto el problema, la construcción del Túnel Emisor Oriente y la PTAR de Atotonilco costaron más de 53 mil millones de pesos, pero han sido soluciones paliativas”, señaló el experto.

La crisis ambiental en Tula es el resultado de décadas de falta de planeación; sin embargo, la organización social y el trabajo docente de la UAM han abierto una nueva esperanza para la restauración del río y la mejora de la calidad de vida en la región.

El doctor Olvera Neira aseveró que “si algo hemos aprendido es que podemos ser un puente entre la sociedad y las autoridades. Los investigadores debemos dejar los cubículos e ir al territorio a incidir directamente en mejoras”.

Related Articles

Back to top button