Mujeres mayas trabajan por preservar la abeja melipona

La miel de esta pequeña especie sin aguijón tiene propiedades medicinales
Cd. de México,12 may (Crisol).- La abeja melipona es una especie nativa de la Península de Yucatán, cuya relación con el pueblo maya se remonta a tiempos milenarios, cuando sus pobladores las consideraban diosas y les hacían varias ofrendas al año.
Lamentablemente, en la actualidad está el borde de la extinción por el deterioro de su ecosistema, cambio climático y desastres naturales.
Con el propósito de lograr la conservación de esta pequeña abeja sin aguijón, cerca de 200 mujeres mayas de localidades de Campeche y Yucatán se han organizado en el programa “Guardianas Mayas de la Abeja Melipona: Empoderamiento y Reactivación Económica Sostenible”.
Las llamadas “Guardianas Mayas”, forman parte de esta iniciativa que busca transformar la vida de mujeres rurales e indígenas mediante el impulso de la meliponicultura como actividad productiva sostenible.
Están organizadas en 23 grupos y han construido pequeños santuarios llamados meliponarios en comunidades de Calkiní y Hopelchén en Campeche, y en Chacsinkín, Dzán, Maní, Teabo, Tekax y Oxkutzcab, en Yucatán.
Las abejas meliponas son importantes para la polinización y su miel tiene propiedades medicinales. Los meliponarios pueden ser desde simples palapas hasta estructuras más modernas, y su diseño considera factores como la protección contra los enemigos naturales y las fluctuaciones climáticas.
En estos espacios, las “Guardianas Mayas” trabajan como en familia, ellas les dan atención, comida y hogar, y en agradecimiento, las abejas les permiten usar su miel, gracias a la cual las mujeres pueden generar ingresos para su independencia financiera.
La meliponicultura no solo contribuye al empoderamiento económico de las mujeres, sino también a la conservación de la biodiversidad en la península.
Cada meliponario tiene un impacto positivo en aproximadamente 314 hectáreas de flora nativa, fortaleciendo el equilibrio ecológico y preservando tradiciones ancestrales.
Este proyecto no solo genera ingresos sostenibles para las comunidades, sino que también garantiza un legado ambiental para las futuras generaciones, posicionando a la península de Yucatán como un ejemplo de desarrollo sustentable y resiliencia en México.