A unos días de conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Secretaria de Salud, hace una reflexión sobre la salud mental de las víctimas que sufren violencia domestica y sus repercusiones.
Trastornos por estrés postraumático, ansiedad, depresión relacionado con el maltrato y mayor riesgo de suicidio hasta 4 veces más frecuente que en las mujeres que no lo sufren, aquejan a nuestra sociedad. En conjunto con las consecuencias sociales, como el aislamiento, ausentismo laboral y la pérdida de empleo así como la disminución de su capacidad económica y del nivel de vida, entre otras problemáticas.
Si no se da el acompañamiento psicológico correcto, los modelos de conducta que aceptan la violencia como instrumento de dominio y sumisión pueden perpetuarse, incluso estando a distancia del agresor. No sólo se aprende el rol de agresor, sino también el de víctima, con una mayor tolerancia hacia las conductas maltratantes.
La Secretaria de Salud hizo un llamado a los médicos de primer contacto para solicitar detección temprana de anomalías en el aspecto psicológico, aunque sea ajena a su especialidad y remitan al equipo multidisciplinario pertinente.
Es un trabajo en conjunto y todos los actores involucrados deben hacer lo correspondiente desde su trinchera ya que asi se pueden prevenir secuelas menos visibles, pero probablemente mucho más graves, como los problemas de salud mental o las enfermedades crónicas secundarias a situaciones de violencia.
