Analizan especialistas del INAH los mitos históricos sobre el cerro de Chapultepec
Abordan el tema en la Noche de Museos del Museo Nacional de Historia
El cerro de Chapultepec ha sido escenario para muchos mitos a lo largo de milenios, algunos de los cuales, como aquel que lo vincula con un montículo, cuando realmente se trata de un volcán extinto, fueron abordados por la arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), María de Lourdes López Camacho.
En la Noche de Museos del Museo Nacional de Historia (MNH), Castillo de Chapultepec, recinto de la Secretaría de Cultura federal, la investigadora llamó al público “a cambiar el chip que tenemos en torno a Chapultepec”.
La especialista, adscrita a este espacio museístico, llevó a los asistentes de su conferencia nocturna por un recorrido imaginario, cuyo punto de partida se fijó hace 23 millones de años.
Hacia esa época, dijo, fue cuando surgió el volcán, cuyo topónimo en náhuatl, “el cerro del chapulín”, es un primer aspecto a aclarar cuando se trata de arrojar luz sobre el pasado de esta geografía.
Dicho nombre, explicó, le fue dado por los mexicas, quienes tan pronto derrotaron a sus adversarios tepanecas en 1428, y se hicieron con el control de la Cuenca de México, de la mano de Tlacopan y Texcoco, comenzaron a reescribir su historia.
“Antes de tener el poder, los mexicas fueron acorralados y casi exterminados en este lugar, por ello, no fue casualidad que, al volverse el grupo dominante, decidieran construir, en la cima del “cerro”, un templo que dedicaron a su dios principal, Huitzilopochtli”.
Los tenochcas también hicieron de este punto, hoy frecuentado por miles de personas y turistas cada fin de semana, un espacio propio para sus élites, al plasmar el retrato de sus gobernantes en la monumental escultura de una serpiente que, se ha inferido, descendía desde el sitio donde hoy se emplaza el MNH.
Vestigios de estas estructuras, abundó López Camacho, aún se encuentran visibles en las faldas del “cerro”, como es el caso de los fragmentos del retrato en piedra que representaba a Moctezuma Xocoyotzin.
Asimismo, indicios del basamento en honor a Huitzilopochtli pueden conocerse en obras como el Mapa de Uppsala, elaborado a mediados del siglo XVI, en el cual, a pesar de mostrar ya una capilla católica desplantada sobre el monumento prehispánico, se aprecian aún los contrafuertes de este.
“Imaginemos el choque cultural de los españoles, quienes, al encontrarse con una serpiente, asociada por ellos con lo diabólico, que bajaba por el ‘cerro’, decidieron no sólo destruirla, sino además consagrar su capilla a San Miguel, uno de los arcángeles más poderosos dentro del pensamiento católico”.
Con base en los hallazgos arqueológicos recientemente registrados por el INAH, la investigadora esclareció otro de los mitos de origen mexica: “En esa reescritura de su propia historia, los mexicas se anunciaron como los habitantes originales de Chapultepec; sin embargo, hoy sabemos que el sitio, caracterizado por sus manantiales, estuvo poblado por los tepanecas, por aldeas de filiación teotihuacana e, incluso, antes que todos ellos, por grupos preclásicos, los cuales se remontan al año 3000 antes de Cristo”.
Por último, María de Lourdes López Camacho llamó a las y los visitantes de Chapultepec a conocer y valorar los vestigios arqueológicos, históricos y artísticos que resguarda este bosque urbano.