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Migrantes en frontera norte y sur viven navidad con incertidumbre

Ciudad Juárez, Chihuahua 25 dic (EFE). – Migrantes en la frontera norte y sur de México celebraron la Navidad en medio de la incertidumbre y la nostalgia por estar lejos de casa y por no hallar en México un lugar donde puedan establecerse, pero tampoco tienen esperanza de llegar a Estados Unidos, tras las medidas migratorias de Donald Trump.

En la región fronteriza de Ciudad Juárez y El Paso, Texas, cientos de migrantes que permanecen en albergues o sin un lugar fijo para vivir pasan las fiestas decembrinas lejos de sus hogares, marcados por la incertidumbre migratoria, la falta de empleo y la separación familiar.

Albergues como el comedor Pan de Vida de esta ciudad han comenzado a recibir nuevamente a migrantes que intentaron salir de estos espacios para rentar vivienda o buscar trabajo, pero que ante la falta de documentos y oportunidades laborales han regresado.

“Es una situación muy triste para todos los migrantes que están ahorita en calle, y sobre todo los que están siendo deportados”, explicó Ismael Martínez, representante del albergue.

La temporada decembrina también intensifica la carga emocional ya que “no hay para comprar los regalos para los niños en Navidad, juguetes o ropa, es muy dura la situación para ellos”, dijo Martínez.

En frontera sur, el mismo panorama
Al sur de México, en la frontera con Guatemala cientos de migrantes también enfrentan la Navidad y las fechas decembrinas en las calles, en albergues, o en las llamadas cuarterías, donde rentan cuartos, alejados de sus familias.

Pero a pesar de ello intentan rescatar el espíritu navideño en un lugar donde se han quedado estancados desde hace un año, tras las nuevas políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

La Coordinadora del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), en Tapachula, América Pérez, dijo a EFE que son fechas emotivas para las personas en movilidad, donde recuerdan a la familia, que están lejos de casa y han dejado su país de origen, a la espera de trámites, empleos e incluso viviendo en albergues y o en situación de calle.

“Estas fechas muchas personas las pasan en situación de calle, incluso en estaciones migratorias, personas que no tienen alimentos y que no tienen cómo pasar un tiempo de festividad porque no tienen las herramientas o recursos para solventar las necesidades”, expuso.

La migrante de Honduras, Amin Sánchez Hernández, quien se encuentra en Tapachula, explicó que está triste porque no tiene a su familia cerca, solo un hijo que asiste a la escuela, y ella hace amistades en grupos de mujeres migrantes.

“Donde estoy la paso con una señora, en una casa; ya estoy estable en Tapachula voy por dos años y no están mal estar en esta ciudad me siento bien”, dijo.

En ambos lados de la frontera mexicana, los migrantes vivieron una Navidad distinta, lejos de sus países y de sus familias, aferrados a la esperanza de estabilidad, trabajo y un futuro mejor para sus hijos, pero en medio de la incertidumbre.

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